Descripción de la actividad
Durante esta jornada acompañé a M en todas sus rutinas: entrada al aula, desayuno, patio, comedor y dormitorio, tal como se recogen en su secuencia diaria (Rutinas diarias de M).
Encuentro a M en un espacio nuevo antes de subir al aula, en el comedor. Se encuentra con su amigo A. Corren, gritan y saltan, pero M me ha visto. Me acerco y atraigo su atención hacia los números de las mesas de la sala; dibujamos los números con el dedo encima de la mesa y presta atención.
Subimos al aula. La chaqueta la tira al suelo y le tengo que indicar que coloque la agenda y el agua en el lugar que va cada uno. Solo pone la agenda correctamente; el agua la acabo dejando yo en el lugar correspondiente. M salta y pide “pintar” con las tizas en la pizarra, pero, igual que otros días, en este momento toca seguir la rutina matinal: abrir las ventanas y decir la posición de cada una del 1 al 6. M participa y también del 6 al 1; a la inversa no todos saben decir el orden correctamente y M hace la mayoría bien. Participa en las canciones, el rezo y en colocar las fotos de cada alumno conforme han venido o no a la escuela.
Durante este momento, M salta encima de una mesa. Le aviso tres o cuatro veces para que baje; baja, pero luego vuelve a subir. Está sonriente y parece divertirle esta interacción, mostrando dificultad para seguir la consigna en este tramo de la rutina.
En la pizarra hacemos el 8 “amb puntets”, pero no lo resigue. Hacemos algunos números más, pero el ruido del aula empieza a ser molesto y salimos al espacio de la biblioteca. Al llegar, M se acerca al estuche y lo huele; es el estuche de color naranja donde siempre he traído los lápices, color naranja porque es uno de sus colores preferidos. Hasta hoy no había observado esta conducta.
Le propongo sentarnos en los cojines y acepta. Allí sacamos el bloc de hojas con el que hemos trabajado todos estos meses y hacemos números y rayas (vertical y horizontal). Trabajamos el número 7 porque le gusta que le añada la línea horizontal que lleva este número. No hemos dibujado la mesa ni el espacio del comedor porque teníamos hojas anteriores con esa escena. Hoy hemos trabajado números y, como siempre, M decide escoger la mayoría: 7, 8, 4… el 0.
Volvemos al aula para desayunar. Nos sentamos en una mesa más pequeña y estamos solos. Bebe el zumo pretendiendo vaciarlo al completo; lo sube para que le “caiga todo el líquido” y muerde la caña para poder extraer cualquier rastro del zumo. Le tiro el envase sin que se dé cuenta. Se levanta con la mirada puesta en el desayuno de sus compañeros de la otra mesa, le quita un pedazo de galleta a un compañero y consigo captárselo; es tan rápido como un “ninja”.
Salimos al patio. Jugamos con el material EVA que traigo desde la semana pasada; he extraído los números que más le suelen gustar para utilizarlos en la hora del descanso. Ha participado con sus compañeros bastante rato. También repartía abrazos a algunos compañeros; esta espontaneidad es algo nuevo en M. No ha estirado del pelo a nadie. Sí me he percatado de que, cuando está nervioso o no obtiene atención inmediata, si puede te pellizca; a mí me lo ha hecho una vez en el brazo, aprieta tan fuerte como puede. Durante los momentos de espera o juego libre, M realiza ecolalias, repitiendo sonidos o palabras previamente escuchadas como parte de su exploración y autorregulación.
Hemos hecho algunas carreras y M decía hasta qué número debíamos contar, casi siempre el 8. M ha subido a una estructura del patio y ha caminado por encima dando unas cuantas vueltas, cantando la canción anticipatoria previa a ir al comedor. Cuando llevábamos cinco minutos o quizá algo más, se acercan otros compañeros, pero M no quiere a nadie más en esa estructura y los va empujando para que bajen. Cambiamos de zona de juego y damos un paseo.

Cuando suena el timbre para subir al aula, M está más tranquilo, hace la fila y subimos. Nos preparamos para ir a comer, pero de repente se dirige a la basura y coge rápidamente un pedazo de “algo”. Se lo quito y nos lavamos las manos. Ahora le gusta pasar la mano por el cristal lleno de espuma, pero eso no es lo que debe hacer y se resiste a dejarlo.
Después de asearnos, bajamos al “lleó” y hacemos la fila para comer.

Se sienta en la silla y rápidamente coge un pedazo del postre, de melocotón. Primero hay que rezar, pero M ya tiene el cubierto en las manos y reza con el tenedor entre los dedos. Una vez terminamos el rezo y damos las gracias, M pincha un pedazo de brócoli y su cara de asco es muy delatadora: no le gusta nada. Del primer plato no ha querido comer nada más. Alarga la mano con el tenedor para pinchar una albóndiga del segundo plato y le digo que espere para cambiar el orden.
Una vez pasa al segundo plato, se come las albóndigas muy a gusto, se acomoda en la silla sin tensión y moja en el tomate varias veces cada una para comerlas poco a poco, tal y como le voy repitiendo durante las comidas. Al terminar, alarga la mano para coger melocotón del plato de su compañera S, pero le digo que cogemos otra ración y ya terminamos. La auxiliar de cocina le trae otra ración de fruta y se la come vorazmente.
Una vez ha terminado el menú, le cojo la mano para ir a la zona de descanso. Nos despedimos de la profesora Caroline levantando la mano y subimos las escaleras a regañadientes porque quiere comer más. Intenta coger un pedazo de comida que había caído al suelo, pero consigo captarlo antes. Para distraerle contamos los escalones hasta llegar a la zona de descanso. Miramos las manualidades que hay encima de una mesa antes de entrar al gimnasio; va nombrando algunas, como un avión hecho con una botella.
Se dirige a la zona de materiales manipulativos que hay enfrente de la mesa. Esta vez le dejo coger alguna pieza porque la profesora Cristina me comentó que podía hacerlo, pero solo las miramos y tocamos algún número. Procuro atraer su atención para poder entrar al gimnasio a descansar. Justo al entrar hay otra mesa con materiales para poder llevarse a la cama. Saco entonces el número 8 y el 0 de material EVA; les presta atención, pero no quiere ponerse encima de la cama.
Presenta dificultad sostenida para seguir consignas durante este tramo: se levantaba, salía corriendo. Ha cogido un círculo de color amarillo y ese ha sido el refuerzo positivo más eficaz de hoy. No se ha dormido. Cuando la profesora se acerca para decirme que podemos salir al patio porque no concilia el sueño, le acerca un vídeo con la canción de “La lluna i la pruna”, aparece un muñeco de color cantándola; es una de sus canciones preferidas.
La profesora Cristina me comenta que en estos casos suele salir con M al patio. Era la hora de marchar y mi tiempo con M ha terminado.
Es el primer día que me despido de M estando despierto y la primera vez que dice mi nombre, después de que la profesora me nombre.
Objetivos de esta fase
– Acompañar a M en todas sus rutinas diarias.
– Observar su respuesta en los distintos espacios y transiciones.
– Mantener la secuencia habitual para favorecer previsibilidad y seguridad.
– Utilizar intereses conocidos como apoyo en momentos de activación elevada.
– Sostener normas básicas en aula, patio, comedor y descanso.
– Favorecer la participación con iguales dentro del juego compartido.
Cambio explícito introducido en la intervención
– Uso ampliado del material EVA (números preferidos) en aula, patio y descanso.
– Cambio de espacio al observar que el ruido del aula resultaba molesto.
– Acompañamiento constante en momentos de impulsividad relacionada con la comida.
– Uso continuado del conteo, canciones anticipatorias y observación del entorno como distracción reguladora.
– Introducción de estímulos visuales conocidos (vídeo con “La lluna i la pruna”) ante dificultad para conciliar el descanso.
Reflexión personal basada teóricamente y evidencias
A lo largo de la jornada se observa que M responde mejor cuando la actividad conecta con sus intereses, especialmente los números, las formas redondas y determinados colores, como el naranja. La conducta de oler el estuche aparece por primera vez y apunta a una exploración sensorial que hasta ahora no se había manifestado de forma tan clara en este contexto.
Las conductas afectivas espontáneas en el patio, como los abrazos, suponen un cambio relevante respecto a momentos anteriores. Persisten conductas impulsivas cuando no se le atiende de inmediato, como el pellizco, que aparece como forma de contacto impulsivo cuando no obtiene atención inmediata.
Las transiciones hacia actividades menos deseadas (aseo, espera en el comedor, descanso) siguen siendo los momentos de mayor dificultad, tal y como ya se había observado en fases anteriores, incrementándose la activación cuando aumenta la exigencia. El acompañamiento cercano, el conteo, las canciones y los elementos visuales conocidos ayudan a sostener estos pasos.
La despedida final, estando M despierto, y la verbalización de mi nombre marcan un hecho significativo dentro del vínculo establecido.
Evaluación de la intervención
La intervención ha permitido:
– Participación activa en actividades relacionadas con números.
– Mayor estabilidad en el patio y ausencia de estirar del pelo.
– Uso funcional de canciones y conteo como anticipación.
– Aparición de conductas afectivas nuevas.
Las principales dificultades se han dado en:
– El seguimiento de normas en el aula.
– La impulsividad en el desayuno y el comedor, con un patrón común relacionado con la comida.
– La resistencia a la transición al descanso.
Observaciones personales
– Los números (7, 8 y 0) continúan siendo el principal elemento motivador.
– Aparecen nuevas conductas sensoriales (oler el estuche, interés por el vídeo y el muñeco).
– El refuerzo visual y manipulativo es más eficaz que la consigna verbal sola.
– El nivel de activación depende claramente del espacio y de la transición.
– El vínculo se hace visible en la despedida y el reconocimiento verbal.
Recursos
– Material EVA (números y formas).
– Estuche naranja con lápices.
– Bloc de trabajo utilizado durante meses.
– Canciones anticipatorias (“La lluna i la pruna”, «En M menja del seu plat»…).
– Vídeo con estímulo visual musical.
– Cojines de la biblioteca.
– Espacios del centro: aula, biblioteca, patio, comedor y gimnasio.
Temporalización y responsables
Temporalización:
Jornada completa correspondiente a la rutina diaria.
Responsables:
– Yo, como acompañamiento directo, observación y registro.
– Profesorado del aula y del descanso.
– Personal del comedor y auxiliares del centro.


Este es un espacio de trabajo personal de un/a estudiante de la Universitat Oberta de Catalunya. Cualquier contenido publicado en este espacio es responsabilidad de su autor/a.
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