7.1. Descripción de la actividad
Durante esta jornada acompañé a M en todas sus rutinas: entrada al aula, desayuno, patio, comedor y dormitorio, tal como se recogen en su secuencia diaria (https://rmgonzalezs.folio.uoc.edu/rutinas-diarias-de-m/).
Iniciamos el día subiendo al aula, donde M dejó su mochila y la agenda en su lugar correspondiente. Fue necesaria la repetición de la consigna en dos ocasiones para que realizara la acción.
Posteriormente nos dirigimos a la biblioteca. Llevé dos círculos de madera para trabajar el sonido mediante rascado o fricción, partiendo de la observación previa —compartida con la profesora— de que los estímulos musicales y sensoriales son los que mayor respuesta provocan en él. Inicialmente los cogió, los manipuló y realizamos trazos circulares.
A partir de ahí, inicié un trabajo específico de anticipación del momento del comedor, dibujando en papel la mesa y los elementos que M utilizaría: su plato, su tenedor, su cuchara y su vaso, señalando posteriormente cuáles no eran suyos. Acompañé esta secuencia con una canción creada para él: “Esta es la mesa de M, este es el plato de M…” alternando con “este no… este no…”, y cerrando reafirmando “este sí es de M”. M siguió el ritmo observando atentamente el dibujo.
Entramos en el aula en el momento de la actividad de “las familias”. La profesora mostró fotografías familiares; M señaló su imagen y dijo su nombre mientras escuchaba a la profesora nombrar a los miembros de su familia. Se mostró contento, bailó y caminó de puntillas.
En el desayuno comió manzana (alimento altamente motivador para él) y tomó un zumo. Cuando terminó, no quiso tirar el envase a la papelera. Ante la consigna de que hasta no tirarlo no se iría al patio, se sentó en el suelo y mostró una pequeña rabieta. No salió al patio en ese momento.
Volvimos al aula con el envase. Reanudé el trabajo de anticipación del comedor mediante dibujo guiado: M indicaba qué debía dibujar (“mesa”) y yo lo realizaba, reforzando verbalmente y ampliando la escena (silla con M sentado correctamente, utensilios). Volví a utilizar la canción de los utensilios y él, muy atento, propuso cantar “La lluna, la pruna…”, que cantamos juntos, en cada repetición mejoraba su vocalización. Encontré el pictograma de la naranja y se lo quedó.
Tras un buen rato, finalmente tiró el envase en la papelera, coincidiendo con la vuelta de sus compañeros del patio. Luego quiso escribir en la pizarra y trazamos las líneas que le gustan, pero quise introducir un dato nuevo: línea vertical y línea horizontal, ya que cada vez las hace más torcidas. Le di la instrucción y mostró interés; repetía las palabras “vertical” y “horizontal”, produciendo vocalizaciones parciales y articulación incompleta.
Antes de la comida, se acordó con la profesora que, tras comer, M debía ir directamente al dormitorio para facilitar la desconexión del espacio del comedor, llevaba el pictograma de la naranja y los círculos que le traje. Señaló la letra «O» que habíamos escrito en uno de los círculos, y le indiqué que también habíamos escrito su nombre; observó y escuchó con atención.
En el dormitorio le costó inicialmente relajarse, aunque menos que en días anteriores. La consigna verbal “tanquem els ulls” resultó clave; el contacto físico suave (cercanía de la cabeza) y la baja estimulación favorecieron finalmente que conciliara el sueño.
7.2. Objetivos de esta fase
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Reforzar la anticipación de la rutina de comedor y descanso a través de apoyos sensoriales y musicales.
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Sustituir los pictogramas por soportes funcionales para él (objeto real, círculos, dibujo + canción).
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Evaluar su respuesta ante normas simples vinculadas a acciones concretas (tirar envase, uso de objeto propio).
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Observar su autorregulación ante la frustración y las transiciones.
7.3. Reflexión personal basada teóricamente
La sesión confirma que los apoyos deben partir del interés y la modalidad sensorial dominante del alumno. En el caso de M, la música, la repetición rítmica y la manipulación de objetos reales tienen un impacto significativamente mayor que los apoyos visuales simbólicos tradicionales.
Desde un enfoque ajustado a TEACCH, el apoyo visual solo es funcional si tiene significado real para el alumno. En este caso, los pictogramas no cumplen esa función, mientras que el dibujo contextualizado, el objeto real (círculo/naranja) y la canción estructurada actúan como verdaderos organizadores cognitivos y emocionales.
7.4. Evidencias
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Cumple la rutina inicial (mochila y agenda) tras repetición de consigna.
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Seguimiento visual y verbal de la canción creada para anticipar el comedor.
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Señalamiento de su imagen en la actividad “las familias” y reacción emocional positiva.
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Rabieta vinculada al envase → resistencia a la transición, seguida de resolución tras intervención estructurada.
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Mayor facilidad de conciliación del sueño con consignas verbales y contacto próximo.
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Manipulación e interés sostenido por formas circulares (círculos de madera / letra “O” / naranja).
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Propuesta espontánea de repertorio musical (“La lluna, la pruna…”) e incremento progresivo de la vocalización.
Cambio explícito introducido en la intervención:
Se eliminan los pictogramas como apoyo principal, ya que no resultan funcionales para M, y se sustituyen por objetos reales significativos, apoyos musicales, gestos modelados y prácticas de anticipación mediante dibujo y canción.
7.5. Evaluación de la intervención
La intervención de hoy resulta significativa por su alto nivel de ajuste individual. El rechazo inicial (rabieta) no escaló y pudo reconducirse hacia una conducta adecuada. La anticipación del comedor mediante canción y dibujo ha generado mayor foco atencional que cualquier pictograma utilizado previamente. El paso directo al dormitorio tras comer se confirma como una medida adecuada de regulación.
Se refuerza la hipótesis de que la música y los objetos circulares funcionan como organizadores centrales de su conducta.
7.6. Observaciones personales
M muestra una gran sensibilidad a la música y al ritmo, que puede convertirse en su principal vía de acceso a la estructura de las rutinas. La intervención confirma la necesidad de seguir por una vía sensorial, concreta y significativa. Cada gesto, cada palabra y cada objeto que se utiliza debe tener un verdadero sentido para él, no solo una intención pedagógica para el adulto.
Este día evidencia que la intervención psicopedagógica eficaz no consiste en imponer una herramienta, sino en escuchar la respuesta del alumno y ajustar la estrategia en consecuencia.


Este es un espacio de trabajo personal de un/a estudiante de la Universitat Oberta de Catalunya. Cualquier contenido publicado en este espacio es responsabilidad de su autor/a.
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