Descripción de la actividad

Durante esta jornada acompañé a M en todas sus rutinas: entrada al aula, desayuno, patio, comedor y dormitorio, tal como se recogen en su secuencia diaria (Rutinas diarias de M). En la sala previa a subir las escaleras dirección al aula, M no me ha saludado como otros días, se ha ido directamente a las letras para decir como suenan, ha dicho la o, entonces le he seguido diciendo el resto de letras del alfabeto. Se ha incorporado su amigo A, y entonces le dan un abrazo y juntos saltan. Hoy tenia la mochila en la espalda y no ha sido necesario decirle que se la cogiera del suelo donde ha estado lso dias anteriores, todos, hemos subido las escaleras dirección al aula.

Al subir al aula, vimos que ¡había llegado el Tió a la escuela!, estaba justo delante de la biblioteca, M lo miró.

Continuando con la rutina, le he dicho dos veces que debíamos sacar la agenda, el agua y quitar la chaqueta para poner cada cosa en su sitio. La agenda si , el agua también con ayuda de la profesora y la chaqueta se la he quitado yo. Él, salta y da una vuelta al aula, de seguida se dirige hacia las tizas, le digo que escuchemos primero a la profesora para saber que haremos. Al abrir las ventanas estaba observando atentamente a sus compañeros apoyado en una estanteria baja que separa los espacios de juego. La profesora le incita a decir el número 4 y él lo dice, pero hoy prefiere observar más que interactuar. En las canciones matinales ha interactuado como los otros días. Después en la actividad donde cada uno pone su foto bien en la cajita de madera con la imagen de una escuela o la otra con la imagen de una casa, como M estaba en el colegio debía poner el palo de madera con su foto pegada en el lugar correcto, no lo ha hecho, ha dado 2 o 3 vueltas por el aula. El resto ha cambiado de actividad y es entonces cuando me acerco y le digo que ponga su foto donde corresponde y lo hace. En el aula había un ruido elevado de mover sillas, algunos chillidos, y salimos al espacio de la biblioteca. Interactuamos con el póster en Inglés, se ríe cuando decimos Hello y Goodbye y añade Adeu (adiós en catalán).

 

Aquí anticipamos la rutina del comedor: dibujamos la mesa, la silla, una sonrisa porque vamos a comer y los utensilios que sí son de M; el resto NO lo son. Esta consigna la cantamos y la repetimos. M interrumpe (como otros días) para cantar “La lluna i la pruna”. Alternamos las canciones y añadimos todos los números que va nombrando y que me pide, dándome el lápiz para que los dibuje. (Mayormente lo coge con la izquierda.) Hoy no apretaba tanto al escribir. Estas son las cosas que suele pedirme que dibuje de manera repetida: círculo, mesa, tenedor, línea, las vocales, sobre todo la o; números… siempre primero el número 8 (todos los que prefiere tienen forma redonda). También el 7, en el que hemos incidido en que son 3 líneas. Él observa cuando le explico estos detalles y los repite.

Pasamos por el aseo y le pido que se siente en el WC. No se ha resistido, pero no se ha sentado; cuando se ha dado cuenta de lo que tenía que hacer, ha retrocedido. Sí, ha dicho que en el color naranja es donde debe ir.

Volvemos al aula, desayunamos. Hoy llevaba manzana y zumo. Después de casi comerse prácticamente la manzana al completo, le voy anticipando que, al terminarla, la tiraremos a la basura, y dice que no. Hemos tenido que decírselo varias veces porque, al igual que el otro día, si no la tira no puede bajar al patio. Finalmente la profesora consigue que la tire, pero ahora nos falta ponerse la chaqueta y, como se escabullía y corría, finalmente no hemos bajado al patio por no atender a esta norma.

En este momento, nos quedamos en el aula, sin ruido ni distracciones, y con la pizarra para nosotros. Le encanta dibujar y que le dibujen a su elección. Además del dibujo de anticipación, hemos incluido figuras geométricas; prestaba atención mayormente al círculo. En este espacio he reforzado la respiración y la consigna “poco a poco”, para poder reducir la activación tan elevada que demostraba: hablaba alto y exigía en vez de pedir. Conseguimos reducir la activación y bajar el tono de voz.

Ha habido una palabra que no entendía que me decía; se empezaba a enfadar, pero le he dicho que me ayudase porque no sabía cuál era. No mostraba la cara de enfadado. Le he pedido perdón y me miraba sin forzar nada. He dirigido su atención hacia otras formas, letras, y hemos disfrutado de ese espacio y momento.

Cuando suben sus compañeros para asearse y prepararse para comer, participa: coge la espuma en vez de enjuagarse las manos; tampoco quería secarlas. Después de mostrar cara de disconformidad, le seco las manos y bajamos al comedor.

La mesa donde suele sentarse estaba ocupada. M no se percata de ese detalle. La profesora Caroline nos indica que hay un sitio libre en otra mesa. M se sienta y coge la mandarina tan rápido que no me dio tiempo a reaccionar: comió primero el postre.

El menú de hoy: sopa de galets y carne estofada. Empieza con la sopa, come muy deprisa. Le indico que “poco a poco” y me hizo caso la mitad de las veces. Cuando tenía medio plato de sopa vacío, estira la mano para coger la carne; le digo que espere. Si quiere la carne, cambiamos el orden de los platos. Se espera, come la carne y no se la termina. Vuelve a estirar la mano para coger el plato de sopa; se termina el plato de sopa y, como ya había comido el postre, le digo que nos vamos a preparar para el descanso. No quiere.

Coge el plato de sopa acabado y le digo si quiere repetir. La primera vez no me entiende; a la segunda sí. Le digo que me acompañe para rellenar el plato con más sopa, y viene. Volvemos a la mesa y se comporta correctamente. Quiere otra mandarina; se la come y le vuelvo a decir que nos vamos a preparar para descansar.

Ve en el suelo un pedazo de carne y se agacha para cogerlo. Le digo que no, que ese pedazo de carne no es de M. Se enfada, se tira al suelo y coge una rabieta. Luego se arrastra para alcanzar un galet y le cojo en brazos, formando un avión, para irnos. En todo el recorrido hasta el gimnasio, donde se ha habilitado desde la semana pasada la zona de descanso, llora, grita y patalea, pero no le bajo.

Una vez estamos en el gimnasio, continúa con la rabieta. Se tira al suelo, grita, y salimos un momento al pasillo. Corre hacia la izquierda y allí hay números y formas, y él quiere llevarse algo de allí, pero ese material no es de M. Y seguimos con la rabieta. Le vuelvo a coger haciendo un avión para que se distraiga un poco, pero la rabieta continúa.

Para dormirse no tenía nada. La profesora me comenta que el día anterior le cantaron “La lluna i la pruna” y fue eficaz. Además de “tancar els ullets” (cerrar los ojos), le canto esa canción; no consigo que se estire. Me dice que quiere el número 8 de la zona del pasillo; el material no es de su aula y no podemos cogerlo. Se fija en mi reloj y se relaja con él: tiene la esfera redonda y colores. Sonríe y, después de 15/20 minutos, conseguimos que cierre los ojos.

Me acerco a la profesora para comentarle si podríamos preguntar a sus padres qué estrategias utilizan para dormir o comer. Me dice que en casa la familia utiliza la comida como premio. Esta información plantea revisar la conducta de M ante la comida.

Objetivos de esta fase

– Acompañar a M en sus rutinas para observar cómo responde en cada transición.
– Ayudar a regular su nivel de activación en los momentos en los que aumenta, especialmente en el aula, comedor y antes del descanso.
– Mantener las consignas básicas de funcionamiento del aula (recoger, esperar, seguir turnos sencillos) y apoyar su comprensión.
– Reforzar el uso de apoyos verbales cortos, anticipaciones y pequeños tiempos de espera para favorecer respuestas más ajustadas.
– Observar cómo inciden el ruido, los cambios y la disponibilidad del material en su conducta.

Cambio explícito introducido en la intervención

– Se decidió permanecer en el aula cuando no cumplió la consigna de ponerse la chaqueta, reduciendo estímulos para ayudarle a organizarse y ofrecer un espacio más tranquilo con la pizarra.
– Se reforzó la respiración y la consigna “poco a poco” para ayudarle a bajar la activación cuando hablaba alto o exigía en vez de pedir.
– En el comedor, se introdujo un acompañamiento más directo para ajustar el orden de los alimentos y anticipar los pasos.
– En la zona de descanso, se incorporó la canción “La lluna i la pruna” al ver que había funcionado el día anterior según la docente.
– Se amplió la información preguntando a la profesora sobre cómo actúa la familia en casa respecto a la comida, para comprender mejor su respuesta en el comedor.

Reflexión personal basada teóricamente y evidencias

M muestra un patrón claro: cuando debe esperar, cambiar de actividad, dejar algo que desea o renunciar a un objeto, aumenta su activación o aparece la rabieta. En entornos con mucho ruido o movimiento, busca alejarse o centrarse en elementos concretos como formas, números o letras. Cuando el contexto es más tranquilo, responde mejor a consignas breves y a la anticipación.

Las rabietas suelen estar vinculadas a objetos muy concretos (mandarina, carne del suelo, galet, números del pasillo). La información de la docente sobre el uso de la comida como premio en casa ayuda a comprender la insistencia de M en obtener alimentos de forma inmediata y sus dificultades para aceptar límites en esos momentos.

Se observa que la regulación mejora cuando:
– El entorno tiene menos ruido.
– Dispone de un espacio claro y sin interrupciones.
– Recibe consignas cortas y repetidas con el mismo formato.
– Se alternan sus intereses (números, formas, canciones) para reconducir momentos de frustración.

Estas observaciones confirman que M necesita apoyos para regularse sensorialmente y en las transiciones, y justifican las estrategias utilizadas en la intervención.

Evaluación de la intervención

La intervención fue útil en varios momentos: en la biblioteca, en el aula tranquila y en la parte final del descanso, donde terminó cerrando los ojos después de un periodo prolongado, pero sostenido. M respondió bien a la respiración, a la reducción del ruido, a la constancia en la consigna y a las canciones.

Las dificultades aparecieron en:
– La gestión de la comida (orden, esperar, dejar algo que quiere).
– La transición hacia el descanso.
– La aceptación del “no” cuando un objeto no es suyo.

Aun así, mantuvo la capacidad de reconducirse cuando se le ofrecía tiempo, acompañamiento y un elemento motivador (formas, números, reloj). La intervención permitió observar con claridad los desencadenantes y los apoyos que mejor funcionan.

Observaciones personales

– M muestra un interés muy estable por las formas redondas, especialmente el número 8, y esto es útil para reconectar en momentos de frustración.
– Cuando no comprende una palabra o una consigna, aumenta la tensión, pero responde bien si se le pide que ayude a aclarar lo que quiere decir.
– Necesita apoyo constante en las rutinas que implican esperar o dejar un objeto, y este apoyo debe ser muy claro y repetido.
– En los espacios tranquilos, su participación es más flexible y su tono de voz baja con facilidad.
– El acompañamiento corporal (formar el “avión”) le ayuda en algunos momentos, pero durante la rabieta intensa no reduce la activación; solo se estabiliza cuando encuentra un elemento visual que le interesa.

Recursos

– Pizarra y tizas.
– Dibujos de anticipación (mesa, silla, utensilios, sonrisa).
– Canciones conocidas para él (“La lluna i la pruna”, saludos en inglés).
– Reloj de pulsera como elemento visual regulador.
– Apoyos verbales cortos y repetidos.
– Espacios tranquilos (aula sin ruido, biblioteca, zona de descanso).

Temporalización y responsables

Jornada completa correspondiente al día de la intervención, siguiendo todas las rutinas de M: entrada, aula, desayuno, tránsito hacia el patio, comedor y preparación para el descanso. La intervención se desarrolló de forma continua durante todo el itinerario escolar de la mañana.

Responsables:
Yo (intervención directa, acompañamiento en todas las rutinas y registro de evidencias).
Profesora de aula (desarrollo de las actividades propias del grupo y apoyo puntual en momentos necesarios).
Personal del comedor y auxiliares del centro (acompañamiento en comedor, patio, biblioteca y zona de descanso según la organización del centro).